Una tarde de verano me acerqué al bar de “Toni des Bar” para
comprar tabaco. Al bajar del coche me sorprendió verle de pié, muy firme,
frente al arco de hiedra que cubre la pequeña escalinata a la terraza que da
entrada al bar, junto a un extraño aparato color rojo Ferrari, muy del estilo
de la marca “ACME”. También me extrañó que en la terraza estuvieran sentados en
fila todos los clientes habituales, mirando, muy callados, como si de una
función de teatro se tratara.
-Hola Toni, ¿Qué es ese aparato?
Me explicó que era un “ahuyenta pájaros”. Que estaba harto de que
los dichosos pajarillos se comieran toda su cosecha de frutales.
-Lo encargué hace ya tiempo. Ha tardado en llegar porque viene de
allá lejos… de allá lejos…. de allá lejos….
Cada “allá lejos” lo acompañaba con el brazo ondulante señalando
hacia el noreste y con cada “allá lejos” mi mente iba cruzando fronteras.
Cuando yo ya estaba a punto de llegar a la antigua URSS y de entender el porqué
de ese rojo chillón, Toni exclamó “…de allá lejos… De Girona!!!!....” Con
lo que me devolvió a un “acá cerca” de un plumazo.
“¿Quieres que te enseñe cómo funciona?” Accedí rápidamente. Qué
curiosidad.
Toni se agachó y manipuló por aquí y por allá. “Ya está.
Apártate un poco” Subí al primer escalón y me quedé esperando allí,
enmarcada en el arco de hiedra. Los payeses a mi espalda seguían sentados en
fila, muy callados y muy atentos. Toni esperaba muy serio.
Pasaba el tiempo, pero era lo único que pasaba. Empecé a pensar
que quizás aquel aparato era de ultrasonidos y que por mucho que esperáramos no
iba a pasar nada más. No acabé de pensar la palabra “ultrasonido” cuando una
explosión me hizo saltar hacia atrás y empotrarme (a lo dibujos de la Warner)
en la hiedra, que afortunadamente estaba allí para salvarme la vida. Las
carcajadas de todos los del palco me hicieron reaccionar del susto. Toni des
Bar, llorando de la risa, me ayudó a desempotrarme.
Me temblaban las piernas.
-Pero Toni ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sido esa explosión?
Entre risas me explicó el funcionamiento. Aquel armatoste rojo
URSS, contiene una bombona de butano de las de toda la vida. Se abre el gas y
se va acumulando en un apartado. Una vez lleno se enciende una chispa que lo
hace detonar. Vamos, una explosión de gas en toda regla.
-Toni, eso no ahuyenta sólo pájaros! Eso ahuyenta
TODO….!!!!!
Toni des Bar, no paraba de reír y yo intentaba recobrar la
compostura, pero no era fácil, de verdad.
Entramos a por el tabaco y me explicó que una vez, “a uno de por
aquí cerca… de por aquí cerca…” que tenía la misma máquina, le había
explotado mientras lo transportaba en su Seat Panda. “Casi se mata, oye… Una risa!!!” decía entre
carcajadas.
-¡Estoy deseando enseñárselo a mi madre!
Cuando me disponía a decirle que no, que tuviera cuidado, (Su
madre, que en paz descanse, era una mujer de unos ochenta y pico años, muy
menudita. No era cuestión de empotrarla en la hiedra… ) entró un hombre en el
bar.
-¿Què és això que tens fora? (¿Qué es eso que tienes fuera?)
-Espeeeeera…. Espeeera… Que ahora te lo enseño....
Ahí comprendí la hilera de payeses en la terraza tan serios y
callados. Toni des Bar había ido asustando uno a uno a todos los presentes.
Todos querían ver la reacción del siguiente.
No me quedé a ver al nuevo y me arrepiento, pero sinceramente, mi
cuerpo no aguantaba una explosión más ni estando preparada para ello.
Al cabo de un mes todos los habitantes del valle firmaron un
escrito para que Toni des Bar, dejara de ahuyentar pájaros. Pasamos un mes de
locos. Era verano. Todos dormíamos con las ventanas abiertas y cada mañana a
las cinco en punto el valle entero se despertaba de un sobresalto y con
explosiones entre intervalos de diez minutos de paz.
¡Insufrible! Pero, …. y lo que nos reímos todos….