sábado, 8 de abril de 2017



Ella




Están las jaras en flor y también el romero, los hinojos, las mimosas y la genista. Han florecido las orquideas silvestres, los lirios y las margaritas. Ya se escucha el trinar ajetreado de los pájaros, en su ir y venir, cargando materiales para adecentar sus nidos. Ya empezamos los humanos a hacer lo mismo y nos preparamos para pintar las casas y arreglar los jardines. Comienza la vida en el exterior. Se acaba el letargo. Despertamos.

Ya pronto llegarán los turistas, como cada año. Y como cada año nos agobiaremos con los atascos, con la masificación, con el caos. Y nos quejaremos enfurecidos. Con o sin razón, echaremos la culpa de todos nuestros males a la gente que viene a pasar aquí sus vacaciones. Les llamaremos despectivamente “guiris” y los trataremos con un cierto desprecio. Son los invasores, son los que nos rompen la paz, son los que ensucian y maltratan la isla. Parecen el enemigo.

Y con falsa resignación, ya que vienen, intentaremos sacar tajada de ellos. Subiremos los precios de todo, desde el agua embotellada hasta los alquileres de las casas. Desde una caña de cerveza en un bar de mala muerte, hasta una minúscula croqueta en un supuesto Beach Club. ¿Por qué no? Aprovechemos la situación, sería de tontos no hacerlo. Total no se enteran, son guiris, y encima en unos días se van y vienen otros nuevos a los que podremos engañar.

Pero de pronto nos enfadamos muchísimo al ver que hemos caído en nuestra propia trampa. Nos damos cuenta de que nosotros, los isleños, los residentes, los listos, acabamos pagando esos precios también. Y las redes sociales se llenan de fotos de facturas de restaurantes: “¡80€ por una ensalada!”, “¡40€ por una caña!”. Nos indignamos con los precios de la vivienda:“¡800€ por una colchoneta en un balcón!” “¡6.000€ por un apartamento ruinoso!”. “¡Hay que ver cómo es la gente!”, “¡Están echando la isla a perder!”, decimos cargados de razón.

Y es verdad, hay que ver cómo es la gente. La gente: ese ente abstracto que nos molesta, nos engaña y nos hace sufrir. Pero ahora piensa y dime: ¿Quién es “la gente”? Tú eres gente, yo soy gente. No sólo son gente los demás. Cuando decimos:“¡Qué horror! Cuánta gente había en la playa”, olvidamos que nosotros somos parte de esa masa de colorines que está tumbada en la arena o de pie en la orilla. Formamos parte de esa foto que aparece en las noticias cuándo hablan de la masificación de la costa. Nosotros somos gente, pero se nos olvida.

¡Se nos olvidan tantas cosas! Se nos olvida que ·más· no es sinónimo de ·mejor·. Se nos olvida que la avaricia es una enfermedad, que la estafa es un delito, que no todo vale y que no todo tiene solución. Pero se nos olvida lo más importante, y es que esta isla tan bonita, con la que se nos llena la boca al pronunciar su nombre, esa que tanto amamos, la joya de las joyas, la Diosa del Mediterráneo, a esa, a Ella, entre todos, la estamos matando.

Pero ella hace que no lo sabe y sigue floreciendo sus jaras y sus lirios. Y sigue limpiando su agua y bañando sus playas. Sigue amaneciendo y atardeciendo como si no pasara nada. Como si no nos odiara por hacerle daño. Como si aún nos quisiera.



Y aquí los listos, los que nos ufanamos en hacer ver que la queremos, seguimos despotricando año tras año, con la boca grande o con la boca chica, de lo mala que es la gente. Qué malos son los otros, los demás. Qué mala gente somos la gente.

miércoles, 30 de abril de 2014

Según y Cómo


Creo que fue el pasado noviembre, ahora lo verificaré, soy muy mala con las fechas, cuando mi querida amiga Rebecca Beltrán, me animó a que escribiera algún artículo para un nuevo proyecto que, entre ella y  otros profesionales del periodismo, habían puesto en marcha: Noudiari.  Noudiari es un periódico digital creado, hecho y llevado a buen puerto por gente de aquí de Ibiza. En esta isla se suelen cocer buenas ideas y desde luego potencial no falta. Si no lo conocéis todavía os animo a echarle un vistazo y si tenéis Facebook os recomiendo agregaros a su página. De verdad que merece la pena.

Cuando Rebecca me propuso que colaborara con algún texto me alegró el día, pero luego, dándole vueltas en casa, empecé a asustarme yo sola ¿De qué hablo? ¿A quien le puede interesar lo que yo cuente? Mi vida es muy tranquila y sencilla, no suelen pasarme grandes acontecimientos... En fin, que me agobié. Ella me decía que hablara de mis cosas, de lo que se me ocurriera. Sonaba encantador, pero me sentía como cuando en el colegio decían eso de “Tema Libre”. El tema libre es fantástico, pero puede llegar a ser aterrador. A veces tener total libertad puede dar hasta una especie de agorafobia.

Al final accedí y me comprometí a escribir un “algo” cada quince días. Se lo comenté a mi buen amigo Julio Herránz y se le ocurrió que mi sección podía llamarse "Según y Cómo" ya que cuadraba muy bien con eso de escribir sobre lo que se me ocurriera. "Tú escribe y cuenta, según y cómo estés..." me dijo animándome a empezar. Y así lo he ido haciendo desde entonces. Ahora buscaré desde cuándo, que ya digo que soy muy mala con las fechas. El caso es que al ir escribiendo para allí, dejé de hacerlo para aquí, es decir, fui dejando a un lado el blog, pero no quiero que sea así porque para mí este espacio es como parte de mi casa. Así que hoy aireo y limpio este cuarto y prometo volver a darle vida con nuevos textos, que si no acabará oliendo a cerrado. Se me ocurrió que estaría bien volver a retomarlo explicando primero el motivo de mi ausencia y de paso poner los links a los textos que hasta ahora han ido saliendo en Noudiari.

Espero que os gusten. Están escritos con mucho cariño y alguno de ellos también con un poco de guasa. 



Según y Cómo



Tres mimosas : 23 Abril 2014
http://www.noudiari.es/2014/04/segun-y-como-por-susana-prosper-tres-mimosas/



Vivir despacio : 9 Abril 2014
http://www.noudiari.es/2014/04/segun-y-como-por-susana-prosper-vivir-despacio/



Los rusos, el Papa y una señora de Gijón : 26 Marzo 2014
http://www.noudiari.es/2014/03/segun-y-como-por-susana-prosper-los-rusos-el-papa-y-una-senora-de-gijon/



Wilson : 12 Marzo 2014
http://www.noudiari.es/2014/03/segun-y-como-por-susana-prosper-wilson/



Los españoles son todos unos vagos : 26 Febrero 2014
http://www.noudiari.es/2014/02/segun-y-como-por-susana-prosper-los-espanoles-son-todos-unos-vagos/



Bembelé, bembelé, bembelé : 12 Febrero 2014
http://www.noudiari.es/2014/02/segun-y-como-por-susana-prosper-7/



Encomendarse como Dios manda : 29 Enero 2014
http://www.noudiari.es/2014/01/segun-y-como-por-susana-prosper-6/


El super-súper - 15 Enero 2014
http://www.noudiari.es/2014/01/segun-y-como-por-susana-prosper-5/



Pitita  : 18 Diciembre 2013
http://www.noudiari.es/2013/12/segun-y-como-por-susana-prosper-4/



Usar y tirar : 4 Diciembre 2013
http://www.noudiari.es/2013/12/segun-y-como-por-susana-prosper-3/



Bartolo des'Aigua : 20 Noviembre 2013
http://www.noudiari.es/2013/11/segun-y-como-por-susana-prosper-2/



Y sonrío - 6 Noviembre 2013
http://www.noudiari.es/2013/11/segun-y-como-por-susana-prosper/








miércoles, 18 de septiembre de 2013

Radio days

En diciembre de 2012, empecé a colaborar en “Ibiza Family Magazine”. Carlota Centelles y Tita Tur, periodistas y amigas, habían montado esa página, hacía ya algún tiempo, con muchas ganas y muchísimo cariño. Una página enfocada a familias con niños, tanto para residentes en la isla, como para los que vienen a Ibiza de vacaciones.

Una tarde de invierno, mirando qué cosas nuevas habían colgado, se me ocurrió proponerles hacer una sección de música. Música que a los niños les pudiera gustar, pero que no fuera música hecha especialmente para ellos. Siempre me ha dado un poco de grima la llamada “música infantil”.  A los niños les gustan muchísimas cosas y a ciertas edades, esas cancioncitas azucaradas, les pueden llegar a parecer un insulto a su joven inteligencia.

A estas dos chicas entusiastas, les gustó la idea y me dieron rienda suelta.”¡Claro que queremos! Envíanos cosas cuando te parezca bien. Tú, a tu ritmo” contestaron. Y “Tú, a tu ritmo” se quedó como título de mi sección.
  
Lo que empezó siendo una aportación cada tanto, a mi ritmo…, ha acabado siendo una sugerencia semanal, porque ahora tienen, además, un espacio en “Radio Ibiza-Cadena Ser” y finalizan sus recomendaciones semanales con la canción que yo haya propuesto. Cosa que me hace mucha ilusión.

Me hace ilusión porque uno de mis sueños de jovencita era tener un programa de radio. Pasaba tardes enteras grabando cintas de casete, imaginando que mi voz salía por las ondas, poniendo mis canciones favoritas en el tocadiscos y pegando la grabadora a un altavoz para que la música se grabara lo más decentemente posible. Sonrío al recordarlo. Se me pasaban las horas como si fueran segundos, me encantaba. Pero mis sueños radiofónicos se fueron un día al traste. Me di cuenta de que padezco, algo así como, pánico escénico:

Hace mil años trabajé como azafata de tierra, en el aeropuerto de Ibiza, para una compañía aérea inglesa. Una tarde, mis muy peculiares jefas, me dijeron que fuera a megafonía a comunicar un retraso. No era mi trabajo, pero, por lo visto, no les gustaba el acento que tenían los profesionales del tema.  Así que crucé todo el aeropuerto abarrotado de gente hasta llegar al departamento de megafonía.  Con mi juventud e inexperiencia, les pedí que por favor me dejaran dar a mí aquel aviso. Imagino que no les gustaría demasiado eso de que viniera alguien de fuera a hacer su trabajo, pero yo acataba órdenes y me dejaron hacer.
   
Estaba de turno una mujer, muy relajada, que mientras anunciaba lo que tuviera que anunciar, iba haciendo ganchillo como si estuviera en su casa. Frente a ella había una mesa, un micrófono, un aparato con botones y un ventanal amplio mirando a la pista de aterrizaje y a las salinas. Unas vistas preciosas. Me acercó el micrófono y me explicó qué botones presionar al empezar a hablar y al acabar. Y allí me vi, de pié, vestida de azafata, con gorrito y todo, agarrando un papelito con los datos del vuelo, con un micrófono delante y mirando con ojos perdidos a través del ventanal. 
Pronto mi mente traicionera dejó de ver las salinas y se fue al interior del aeropuerto. Mi imaginación me hacía ver nítidamente aquella sala de embarque, que yo acababa de cruzar, tan llena de gente. Gente que estaría atenta a las palabras que yo  iba a pronunciar. Gente que escucharía mi voz. ¡Mi voz!... Apreté el botón con el dedo tembloroso y me quedé paralizada. La tráquea se cerró como si tuviera una compuerta de hierro y fui incapaz de emitir una sola palabra. Ni un sólo sonido. ¡Nada!




La mujer que tricotaba sin cesar, al percatarse de aquel eterno silencio, se giró a mirarme y sin inmutarse lo más mínimo, me quitó el papelito de las manos, movió el micrófono hacia ella y anunció el retraso con una tranquilidad pasmosa, retomando inmediatamente su tricoteo. Incluso diría que no dejó en ningún momento de tricotar.

“Adiós y gracias” fue lo único que acerté a decirle, después de un buen rato, cuando mi tráquea se recuperó. “Adiós, guapa…!” soltó con cierto rintintín.
Con mis tacones, mi gorrito y mi supuesto buen acento inglés, salí por la puerta y no volví jamás. ¡Qué patético fracaso…!
Después de ese chasco, la idea de mi programa de radio voló más rápido que ninguno de los aviones que vi despegar aquel verano.
 

Con estos antecedentes entenderéis que el primer día que escuché a las chicas de Ibiza Family Magazine decir mi nombre por la radio, me ruborizara, aun estando sola en casa. Mi mente imaginó que eso sonaba en radios de coches, de tiendas, de oficinas, incluso en un transistor frente a un gran ventanal junto a una mujer tricotante… ¡Qué impresión!


A “Ibiza Family Magazine” le auguro una larga vida. Está hecho con amor, con buenas ideas, con alegría y con empuje. Una página así es algo que hacía mucha falta en la isla. Tienen sugerencias, manualidades, información de tiendas, restaurantes, excursiones…  Enseñan la Ibiza de andar por casa, la que mucha gente cree que ni siquiera existe.


En cuanto a mí, me conformaré con escribir. Por ahora, escribiendo, no se me ha cerrado nunca la tráquea.



Aquí os dejo el enlace a la página:


miércoles, 26 de junio de 2013

Se precisa ama de casa (hombre o mujer)

Ser ama de casa es ser muchas cosas. Se suele identificar sólo con limpiar la casa, pero eso es simplificar demasiado un trabajo tan complejo en el que se requieren tantas cualidades.

Empecé siendo ama de casa por imposición del destino, como le ocurre, ahora mismo, a tantísima gente, pero desde hace un par de años, lo soy por voluntad propia. Creo que he encontrado mi verdadera vocación.  He trabajado desde muy joven en infinidad de puestos diferentes, he montado negocios propios, he sabido lo que es trabajar duro el día completo, y aún así, en ninguno de esos trabajos era necesario tanto empeño, ni tanta devoción.

Como mucha gente, he mantenido una casa, e incluso he criado un hijo, a la vez que trabajaba fuera. No es tarea fácil compaginar todo. Recuerdo esa sensación constante y amarga de no parar en todo el día y sentir que, al final, todo estaba hecho a medias. Por lo único que volvería atrás en el tiempo sería para dedicarle más tiempo a ese niño pequeño. Él no lo siente así, no piensa que le faltara atención, me lo ha dicho muchas veces. Es gratificante saberlo, pero aún así, tengo esa espinita clavada y no se va a pesar de los años que han pasado.

Para toda esa gente que es ama de casa y cree que por eso no son nada, o son poco, he escrito un anuncio por palabras imaginando que se buscara a alguien cualificado para este puesto:



Se precisa Ama de casa (hombre o mujer)
Es importante tener en cuenta que, en este puesto, la jornada laboral no está marcada por un horario. No se libra un día en concreto, y los momentos de descanso pueden verse interrumpidos por muy diversos motivos.
Se requiere disponibilidad las veinticuatro horas. Este requisito es fundamental.
Abstenerse egoístas, egocéntricos o vagos, ya que este puesto requiere mucho amor, dedicación y altruismo.

Cualidades Imprescindibles:
  • Don de gentes, amabilidad, buena predisposición, buen carácter, buen trato y amor por el trabajo realizado.
  • Capacidad de resolución e improvisación en casos de problemas de mantenimiento: electricidad, agua, gas, imprevistos de todo tipo, etc.
  • Alto nivel de empatía e intuición para casos de problemas emocionales de cualquiera de los miembros de la casa. (personas o animales)
  • Capacidad organizativa
  • Buena memoria
  • Rapidez y eficacia
  • Aptitud y buena predisposición para crear y mantener un ambiente armónico y agradable.


Las tareas asignadas a este puesto son todas, por lo que sólo se enumerarán las más evidentes:
  • Control de stock: Víveres, ropa, medicamentos, productos de aseo y limpieza, productos de ocio, productos de mantenimiento: bombillas, pilas, repelente de mosquitos, herramientas, productos de papelería, etc.
  • Limpieza y puesta a punto diaria de: casa, ropa, jardín, etc.
  • Comidas: desayuno, comida y cena (si es preciso: aperitivo y merienda)


 Se valorará
  • Buena mano en la cocina
  • Nociones de costura y planchado
  • Nociones de enfermería, veterinaria, coaching
  • Nociones de jardinería
  • Buen gusto
  • Cualquier otra cualidad será bien valorada.


Se ofrece
En cada caso y en cada casa… se ofrecerán cosas diferentes, siempre teniendo en cuenta que debe quedar absolutamente compensado todo el trabajo realizado.
En caso contrario se aconseja convocar a todos los miembros de la casa, sacarse la chancla y alzándola en alto, avisarles de que son unos insensibles, egoístas, egocéntricos, vagos y si hace falta, maleantes!

Como último recurso, una huelga de manos caídas es un éxito garantizado. Las negociaciones son inmediatas, casi no da tiempo ni de hacerla.





jueves, 6 de junio de 2013

Quizás sea primavera


La primavera empezó rara. Empezó sin empezar. El calendario decía que era primavera, pero la realidad era otra. Hacía frío, llovía, estaba siempre nublado y el viento insistía en alborotar todo. Parecía otoño, muchas veces, incluso invierno.
Las noticias ofrecían imágenes de granizo y nieve en la península y aquí el cielo gris marengo, denso como una manta, llegaba a asustar. El valle se cubría cada mañana de niebla y las plantas no sabían ya qué hacer. No sabían si brotar, si florecer o si volver a hibernar.

Unos días de abril nos confundieron aún más. Salió el sol, subieron las temperaturas, cesó un poco el viento y ahí que nos engañó. En el valle, todos, guardamos la ropa de invierno, limpiamos chimeneas, organizamos la leña sobrante para el invierno que viene, almacenamos las estufas y los deshumidificadores, y empezamos a poner en orden terrazas, jardines y huertos. Sacamos sombrillas y  sembramos flores. Los tractores empezaron a arar campos, llegaron  las golondrinas… pero era sólo una pequeña muestra de lo que debería, pero no iba a ser. Volvió el viento y trajo nubes y frío y lluvia y oscuridad y hartazgo. Incluso tristeza. Los pájaros buscaban cobijo y los campos arados se convertían en barrizales. El invierno está bien en invierno, pero no en primavera.




El comentario general en la calle o en las tiendas, era “pero si yo ya había guardado los jerséis y los abrigos…!”  Por lo que en la ciudad, la gente vestía de lo más variopinto: de lino y lana, de sandalia y calcetín,  de manga corta y bufanda… Algunas  mezclas llegaban a ser maravillosas, la verdad.
Los momentos en los que de pronto salía el sol eran absolutamente primaverales, hacía calor, pero duraban poco. Ya estaba al acecho alguna nube para taparlo y para llover. No se conformaba sólo con taparlo y que hiciera frío.

Esta primavera, además del suculento “menú degustación de climatología norteña”, nos ha traído cosas buenas. Nos ha traído un parto en casa; Maixa, la gatita más mona del mundo, parió cinco preciosos bebés el ocho de Mayo. Ese día hacía sol.  Ella no se merece menos.
También hemos tenido habas y guisantes, más agua en el pozo, más verde en el campo, más flores y más ganas de sol que ningún otro año.

Y aquí estoy, escribiendo esto a cuatro de Junio, con sol, con una temperatura buena y primaveral, con un cielo azul sin rastro de nubes y con una brisa fina que mueve las hojas altas de los arboles. Los pájaros, por fin, cantan y vuelan tranquilos. En la mayoría de los nidos se oye el piar de polluelos, las gaviotas han vuelto al mar y las tórtolas revolotean por los campos arados de tierra roja.




Ya tengo las primeras patatas del huerto de “Toni Padre”, los primeros racimos de uva comienzan a nacer en las parras y se empiezan a ver las primeras diminutas ciruelas. La higuera ya tiene hojas y está frondosa. El albaricoquero, este año, ha decidido usar sus fuerzas para pegar un estirón, en vez de dar fruto. Es joven y aún tiene que crecer. Parece un adolescente en primavera.
El rosal Puriña está rebosante de preciosas rosas color marfil y la hortensia está feliz y coqueta con todas sus flores, como lo están los geranios y la lavanda y las adelfas y los acantos. La buganvilla luce como lo que es, toda una señora y los campos se han llenado de amapolas y flores silvestres de todos los colores.

Los insectos, de las más diversas especies, van apareciendo. Algunos andan, otros vuelan, otros andan y vuelan. Algunos son  simpáticos y otros, como la cochinilla, empiezan a hacer de las suyas. La cochinilla y yo no paramos de pelear hasta la llegada del invierno.
 Ya hay moscas, mosquitos, moscones, abejorros ruidosos y torpes, arañas de todo tipo, escarabajos, mariposas, lagartijas tornasoladas y veloces, y la familia de gecos (salamandras) que vive en el porche, ya pasea tranquilamente al caer el sol. Y el sol! Ya lo vemos amanecer y atardecer, rojo, grande, importante. Todo un señor.





Ayer comentábamos en casa que quizás esto que nos ha parecido una primavera rara, sea la auténtica primavera. Llevábamos muchos años pasando,de un día para otro, del invierno al verano. Antiguamente la primavera era así de surtida, de ahí que hayan tantos refranes sobre su climatología: “En abril, aguas mil” “Abril lluvioso y Marzo ventoso, hacen a Mayo florido y hermoso” o este otro que me encanta, me lo recordó el otro día un camarero mientras veíamos una preciosa puesta de sol “Cuando Marzo mayea, Mayo marcea”.
Sabio, como siempre, el viejo refranero. 



jueves, 4 de abril de 2013

Con ojos de otro


Hoy me he despertado con ojos de otro. Mirar la casa con ojos de otro, cuando además ese otro no tiene piedad, es lo más parecido a un castigo divino.

Han ido apareciendo de golpe mil desperfectos. Todos los detalles feos destacaban como nunca:  lo sobada que está la tapicería de ese sofá, la telaraña que cuelga cerca del tubo de la chimenea, el descosido de la esquina de un cojín, el deshilachado de una alfombra, la maraña de cartas del banco y papeles que se han ido acumulando al lado del teléfono, ¡el teléfono! Era blanco, pero hoy tiene una especie de velo grisáceo. Una mosca muerta al lado de la ventana, el cerco oscuro que bordea un  interruptor, las hojas pochas de la planta del ricón.  ¡Nada de eso estaba ayer! Lo juro.

Al entrar al baño he visto el polvo posado en esos frasquitos de lociones y perfumes que uso poco, lo gastados que están los cepillos de dientes,  ¡el cepillo del pelo!  Pero ¡¿Cómo puede estar así el cepillo del pelo?!

La nevera: afortunadamente, hoy sólo la vi desordenada y encontré alguna reliquia que tiré a la basura con un estilo muy propio de la NBA, pero las neveras pueden llegar a ser auténticos espacios de experimentación biológica. Todo un mundo aparte el de las neveras.

























Siguiendo con ojos de otro, fui a poner la lavadora. Casi me da algo.  ¡El cajetín de la lavadora! El apartado del suavizante estaba lleno de suavizante medio sólido. ¿Por qué? ¿Por qué me hace esto? Creo que me tiene manía. Así que me armo de valor para quitarlo y limpiarlo, pero entonces caigo en la cuenta de que quien me tiene manía es el fabricante de lavadoras.  No hay forma de sacar el cajetín.

Tiro. Tiro suave. Tiro fuerte. Tiro inclinándolo hacia arriba, hacia abajo… Respiro. Vuelvo a tirar. Vuelvo a respirar, pero esta vez resoplo. Tiro de nuevo del cajetín. Suelto insultos y burradas mientras lo agarro con las dos manos como si fuera a estrangularlo.  Respiro y pienso en el Tai Chi. Saca el zen, me digo. Tiro…  Me doy un paseo. Vuelvo más relajada, así que pongo la lavadora y ¡que le den al cajetín y al suavizante y a ….!  Pienso en quien lo ha diseñado. Ese no ha puesto una lavadora nunca y lo que es peor, ¡no piensa poner una jamás en su vida!

Decido salir al sol, sentarme y contemplar el cielo. Es lo único que, esté como esté, no es asunto mío. Si miro al suelo, veo que no he barrido el jardín, que no he quitado las malas hierbas, que no he trasplantado esa pobre adelfa… en fin, que me siento y decido mirar al cielo a pesar de mis cervicales.

¿Igual el de la lavadora está vengándose de una madre maniática?... ¡No pienses!…  Mira qué limpio está hoy el cielo. Ni una nube.




viernes, 15 de febrero de 2013

Mientras te espero




Ha pasado un año y no consigo dejar de esperarte.Sé que no vas a volver, pero no sé dejar de esperarte. 
A veces me engaño y pienso que lo voy consiguiendo, que ya no te espero.
Pero es todo una farsa. Mientras me engaño, te estoy esperando. Mientras te espero, me voy engañando.

No sé no verte. No sé no llamarte. No sé no contarte mis cosas. No sé no escucharte. No sé no besarte. No sé no reírme contigo. No sé no echarte de menos. No sé no tenerte. Y no quiero saberlo. 

Sólo sé esperarte… y engañarme mientras te espero.




( A mi madre. In memoriam)





sábado, 26 de enero de 2013

Parapsicología de andar por casa


Guardo cosas. Guardo muchas cosas. Quizás guardo demasiadas cosas, pero es que me gustan las cosas, qué le voy a hacer.
Las uso. No es un guardar por guardar. Las uso.

Guardo papeles de colores que luego me sirven para envolver o decorar regalos. Guardo cuerdas y cordones y cintas que al final siempre utilizo. Guardo alambres y alambritos plastificados, de esos que vienen cerrando algunas bolsas de panecillos. Son muy útiles para muchas cosas. Guardo cajas de todo tipo. Guardo bolsas tanto de plástico como de papel, grandes, pequeñas, medianas. Guardo botes. Guardo telas. Guardo lápices y gomas de borrar y carpetas y sobres y sacapuntas y reglas y cintas métricas y gomas elásticas…  Lo guardo y lo uso.

Me compré no hace mucho, en un “todo a cien”, un nivelador. Siempre quise tener uno. Para quien no lo sepa, es un aparato precioso. Una especie de regla gordita que contiene un líquido y una pequeña burbuja que se mueve. Lo posas sobre lo que quieras nivelar y por la posición de la burbuja sabrás si está a nivel o no. ¡Maravilloso invento! Simple y útil.  Volví a casa con mi nivelador de 1€ sintiéndome feliz.  Tardé tiempo en usarlo. Pasaron meses, pero podrían haber pasado años sin tener que nivelar nada.
El empezar a hacer bizcochos ayudó a ello. Salían siempre torcidos. Muy torcidos. No quedó más remedio que calzar la cocina con unas maderitas debajo de las patas. Una chapuza sí, pero mucho más fácil y rápido que  enderezar la casa entera. En las casas payesas la horizontal del techo y la horizontal del suelo nunca son paralelas. En medio de aquella operación de "levanta" "espera" "aguanta" "cuidado no me vaya a pillar los dedos" por fin alguien dijo “¿no tendrás un nivelador…?” “!Sí!!! , ¡Lo tengo!!!!”  Qué emoción.




Y es que con las cosas hay que tener paciencia. No siempre es el momento de usarlas, pero qué satisfacción da cuando ese momento llega.

Me gustan también las cosas de cocina. El menaje. Fuentes de diferentes tamaños y formas, cuencos, salseras, esas cosas.
La ropa de casa. ¡Me encanta! Colchas, edredones, sábanas, toallas, plaids, mantitas, cojines…
Hace años que no compro nada. Tengo de todo. Muchas cosas son heredadas o regaladas y como guardo todo, pues hay de todo. Ante un “tengo frío” puedo hacer mil preguntas para intentar dar con la pieza adecuada “¿Mucho frío, poco frío? ¿Frío así como de edredón de plumas o más así como de entretiempo? ¿Quizás sólo de mantita? Pero… ¿te apetecería más una mantita polar o una mantita de lana fina…???” Reconozco que a veces el del frío, para cuando he acabado, ya se ha puesto un jersey y punto, pero ya saco entonces alguna de las mantitas para, por lo menos, que se tape las piernas.

Sí, a todos les parece que guardo demasiadas cosas, pero el caso es que luego me piden de todo:
¿Tendrías un cubo viejo para…? . ¿Habría por ahí un cartón grueso que me sirviera…? Me haría falta una maderita no muy ancha…, para esto iría bien un palo largo… ¿Bombilla, hay? Oh! Se ha quedado esto sin pilas… ¿Un corcho no tendrás por ahí?, ¿hay algún barreño pequeño para…?, Con un buena cuerda atábamos esto, y listo!, ¡Está entrando agua por esta ventana! ¿Hay toallas viejas?........
Todo esto son ejemplos reales. También debo aclarar, que vivimos en el campo y no sé por qué, en el campo se necesitan muchas cosas y si son viejas mejor. Así que en casa cada trapo, cada hilo, cada bote, cada tapón… tiene muchas utilidades, muchas vidas y mucho trabajo aún por hacer.

El problema de todo esto es el almacenaje y la memoria. Me vuelve un poco loca el intentar tener todo más o menos en orden. Da mucha rabia saber que tienes algo y no encontrarlo. Eso me desespera. Por ahora, me salva la memoria.

La memoria es básica. Para esto recomiendo la memoria fotográfica. Como no consigo tenerlo todo organizado como a mí me gustaría, no queda otra que visualizar. Por ejemplo: “¿tendríamos un plástico grande para tapar esto por si llueve?” Ahí mi mecanismo de imágenes archivadas empieza a rodar. Me concentro y entorno los ojos “Un momento”. Voy viendo los posibles sitios dónde pudiera haber un plástico de esas dimensiones. Voy viendo mentalmente el trastero por zonas, el cuarto de la lavadora, y de pronto ¡zas!, lo veo. A veces no lo ubico del todo, entonces me concentro aún más para intentar ver lo que hay alrededor… “¡sí! Creo que hay uno donde guardo las bolsas”.
Es lo más parecido a ser una médium y como toda médium muchas veces me equivoco y al final no hay tal plástico. Pero bueno, por lo menos no engaño a nadie, ni salgo en la tele.

Esto de guardar cosas tiene su aquel y requiere de una cierta maña.
Otro día hablaré de las cosas que se guardan por motivos sentimentales. Ese es un mundo mucho más misterioso que el de la parapsicología de andar por casa.  Es un mundo en el que una servilleta de bar con un garabato a boli, puede abrir la puerta a una dimensión paralela.

Continuará….

domingo, 20 de enero de 2013

Brand new start


He cambiado el diseño del blog.

Todos los tópicos del nuevo año no dejaban de atosigarme y al final se han salido con la suya. Que si año nuevo vida nueva, que si renovarse o morir, que si más caga un buey que cien golondrinas…  ¡Huy! No, no, ese no viene a cuento y además es una ordinariez.

En fin que lo he renovado y me gustaría que me dijerais si queda bien o no, si se lee bien con este color de fondo y de texto, si os gusta que haya una foto en el título del blog, si no os gusta esa foto y pondríais otra, qué cambiaríais, qué no os acaba de convencer… Vamos, que se admiten críticas, sugerencias e incluso halagos!






Gracias anticipadas por vuestra colaboración. Aunque no prometo haceros caso… (es broma)





(I'm gonna clear out my head
I'm gonna get myself straight
I know it's never too late
To make a brand new start


I'm gonna kick down the door
I'm gonna get myself in
I'm gonna fix up the yard
And not fall back again


I'm gonna clean up my earth
And build a heaven on the ground
Not something distant or unfound
But something real to me
But something real to me


All that I can I can be
All that I am I can see
All that is mine is in my hands
So to myself I call


There's somewhere else I should be
There's someone else I can see
There's something more I can find
It's only up to me)






miércoles, 12 de diciembre de 2012

Toni des Bar y el invento venido de allá lejos


Una tarde de verano me acerqué al bar de “Toni des Bar” para comprar tabaco. Al bajar del coche me sorprendió verle de pié, muy firme, frente al arco de hiedra que cubre la pequeña escalinata a la terraza que da entrada al bar, junto a un extraño aparato color rojo Ferrari, muy del estilo de la marca “ACME”. También me extrañó que en la terraza estuvieran sentados en fila todos los clientes habituales, mirando, muy callados, como si de una función de teatro se tratara.






-Hola Toni, ¿Qué es ese aparato?
Me explicó que era un “ahuyenta pájaros”. Que estaba harto de que los dichosos pajarillos se comieran toda su cosecha de frutales.
-Lo encargué hace ya tiempo. Ha tardado en llegar porque viene de allá lejos… de allá lejos…. de allá lejos….
Cada “allá lejos” lo acompañaba con el brazo ondulante señalando hacia el noreste y con cada “allá lejos” mi mente iba cruzando fronteras. Cuando yo ya estaba a punto de llegar a la antigua URSS y de entender el porqué de ese rojo chillón, Toni exclamó “…de allá lejos… De Girona!!!!....”  Con lo que me devolvió a un “acá cerca” de un plumazo.
“¿Quieres que te enseñe cómo funciona?” Accedí rápidamente. Qué curiosidad.
Toni se agachó y manipuló por aquí y por allá. “Ya está.  Apártate un poco”  Subí al primer escalón y me quedé esperando allí, enmarcada en el arco de hiedra. Los payeses a mi espalda seguían sentados en fila, muy callados y muy atentos.  Toni esperaba muy serio.
Pasaba el tiempo, pero era lo único que pasaba. Empecé a pensar que quizás aquel aparato era de ultrasonidos y que por mucho que esperáramos no iba a pasar nada más. No acabé de pensar la palabra “ultrasonido” cuando una explosión me hizo saltar hacia atrás y empotrarme (a lo dibujos de la Warner) en la hiedra, que afortunadamente estaba allí para salvarme la vida.  Las carcajadas de todos los del palco me hicieron reaccionar del susto. Toni des Bar, llorando de la risa, me ayudó a desempotrarme.
Me temblaban las piernas.

-Pero Toni ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sido esa explosión?  
Entre risas me explicó el funcionamiento. Aquel armatoste rojo URSS, contiene una bombona de butano de las de toda la vida. Se abre el gas y se va acumulando en un apartado. Una vez lleno se enciende una chispa que lo hace detonar. Vamos, una explosión de gas en toda regla.
-Toni, eso no ahuyenta sólo pájaros! Eso ahuyenta TODO….!!!!! 
Toni des Bar, no paraba de reír y yo intentaba recobrar la compostura, pero no era fácil, de verdad.

Entramos a por el tabaco y me explicó que una vez, “a uno de por aquí cerca… de por aquí cerca…” que tenía la misma máquina,  le había explotado mientras lo transportaba en su Seat Panda. “Casi se mata, oye…  Una risa!!!” decía entre carcajadas.

-¡Estoy deseando enseñárselo a mi madre!
Cuando me disponía a decirle que no, que tuviera cuidado, (Su madre, que en paz descanse, era una mujer de unos ochenta y pico años, muy menudita. No era cuestión de empotrarla en la hiedra… ) entró un hombre en el bar.
  
-¿Què és això que tens fora? (¿Qué es eso que tienes fuera?)
-Espeeeeera…. Espeeera…  Que ahora  te lo enseño....

Ahí comprendí la hilera de payeses en la terraza tan serios y callados. Toni des Bar había ido asustando uno a uno a todos los presentes. Todos querían ver  la reacción del siguiente.
No me quedé a ver al nuevo y me arrepiento, pero sinceramente, mi cuerpo no aguantaba una explosión más ni estando preparada para ello.

Al cabo de un mes todos los habitantes del valle firmaron un escrito para que Toni des Bar, dejara de ahuyentar pájaros. Pasamos un mes de locos. Era verano. Todos dormíamos con las ventanas abiertas y cada mañana a las cinco en punto el valle entero se despertaba de un sobresalto y con explosiones entre intervalos de diez minutos de paz.
¡Insufrible! Pero, …. y lo que nos reímos todos….